LOS ASOMBROSOS FENOMENOS DE TRANCAS

Publicado en por ORION

Existen episodios significativos que por su pluralidad testimonial, la calidad de los observadores, el tiempo prolongado de visualización y el ulterior descubrimiento de residuos físicos en el área, constituyen la más poderosa evidencia a favor de la realidad de fenómenos anómalos que deben ser materia de cuidadoso análisis científicos. El caso argentino de Trancas es uno de ellos.

Esta categoría de incidente encaja dentro de lo que el capitán Edward Ruppelt había bautizado como "clásicos", a los que caracterizaba en función de tres particularidades primordiales:

 

  1. Son típicos ejemplos de cómo los hechos reales de un fenómeno OVNI pueden ser distorsionados por algunos escritores para avalar sus propios puntos de vista.

  2. Son los informes más publicitados.

  3. Prueban a los especialistas de inteligencia del ATIC que los OVNIS son reales. (1)

 

Muchos "clásicos" de la casuística americana fueron literalmente ignorados por la Universidad de Colorado; con mayor razón, lo fueron cuantiosos sucesos del mismo tenor verificados en otras regiones del mundo. Si a la evaluación de tales incidentes el Comité Condon hubiere unido el análisis comparado, el panorama evidencial al término del estudio hubiere sido completamente distinto.

 

I. – Trancas, como cartabón del análisis comparado

 

El caso Trancas es quizás uno de los hechos más excepcionales dentro del historial del problema OVNI. No sólo por el número y calidad de los testigos, sino por las características del fenómeno y la estrecha similitud que guarda con otros incidentes de igual género.

La prensa argentina dio en su oportunidad versiones mus sucintas de los hechos, cuando no contradictorias. Las agencias noticiosas las reprodujeron a escala internacional, incurriendo en las mismas deficiencias.

En salvaguarda de la reconocida honorabilidad de los testigos, y entendiendo que el caso merece ser conocido en su faz verdadera, circunscribiremos nuestra exposición al relato que nos hiciere personalmente una de las protagonistas, conforme lo divulgáramos oportunamente en revistas especializadas extranjeras. (2)

 

II. – El relato

 

Yolié del Valle Moreno de ColottiLa señora Yolié del Valle Moreno de Colotti – nuestra entrevistada – cuenta actualmente con 32 años, está casada con un conocido integrante de las Fuerzas Armadas Argentinas y tiene dos hijos. Es licenciada en relaciones públicas y es una persona de elevada formación cultural, al igual que los demás componentes de su familia, lo que consolida la seriedad de sus afirmaciones. De conformidad a su relato, los hechos ocurrieron en este orden:

A las 19 horas del 21 de octubre de 1963 la usina privada de la finca "Santa Teresa", de propiedad de su familia, no funcionaba. Su utilización resulta imprescindible para el suministro de energía eléctrica, toda vez que la casa se encuentra en un lugar despoblado en un radio de 2 kilómetros a la redonda y a 3 kilómetros de la Villa de Trancas, provincia de Tucumán, Argentina. Debieron suplir el desperfecto con faroles portátiles y velas. La testigo ignora si esa dificultad guarda alguna relación con los fenómenos que se producirían con posterioridad.

En razón de ese contratiempo, y después de cenar, debieron acostarse alrededor de las 20 horas. La señora Yolié, que por entonces ya estaba casada, debió permanecer – empero – en vigilia porque a las 21:30 horas, debía darle el biberón a su primogénito. Estaba recostada en la habitación Nº 4 (Ver fig. 1), junto con su hijito y su hermana Yolanda Moreno (30 años, soltera).

Alrededor de esa hora, la empleada doméstica Dora Martina Guzmán (15 años) golpeó la puerta de la habitación para manifestarle que tenía miedo. Pero no le especificó la causa del temor, por lo que Yolié le restó importancia pensando que la causal era la soledad del lugar. Le expresó a Dora su extrañeza de que así fuese ya que como persona de campo debía estar habituada a tales sensaciones.

 

Vivienda

Fachada de la vivienda de la familia Moreno.

 

Instantes más tarde la empleada volvió a insistir, indicando ahora que veía luces en el patio del fondo, cuyo origen no sabía determinar. Explicó que cada vez que salía, el ambiente se iluminaba bruscamente por unos segundos. No había señales de tormenta. Sólo algunas nubes dispersas.

Yolié y Yolanda se levantaron y salieron al patio del fondo. No vieron nada. Aguardaron unos minutos y regresaron a la habitación Nº 4. No bien lo hubieron hecho, la empleada Dora Martina las llamó apresuradamente, expresando que las luces habían reaparecido. Salieron las hermanas por segunda vez, pero tampoco advirtieron nada extraño. Dora Martina estaba presa del pánico. Les pidió que permanecieran un rato prudencial porque las luces daban la impresión de manifestarse a intervalos repetidos. Era tanto su temor que les dijo que aplazaría las tareas domésticas restantes para el día siguiente.

 

III. – Siluetas antropomorfas

 

Las tres jóvenes se dirigieron entonces hasta el extremo izquierdo del patio (Sector "A" en el gráfico 1). Allí vieron que en dirección a las vías del Ferrocarril Belgrano – situadas a unos 150 metros de la casa – había dos focos luminosos unidos por una prolongación brillante, como un tubo de unos 100 metros de extensión (Objetos "B" y "C", en el mismo gráfico). Unas siluetas (cuarenta, aproximadamente) se recortaban sobre el fondo luminoso. Caminaban en distintas direcciones, por lo que pensaron en la posibilidad de algún descarrilamiento o de un sabotaje inminente. Las sombras, de indudable perfil humano y talla normal, parecían moverse en uno y otro sentido, pero piensa Yolié que lo hacían DENTRO del "tubo" (Fig. 2). La vegetación impedía apreciar mayores detalles, de modo que tuvieron que arrodillarse para evitar que las copas de los árboles les obstaculizasen la visión. Convinieron en aproximarse a la línea férrea para investigar.

 

Figura 2

Fig. 2 - Aspecto general del fenómeno luminoso observado desde el sector "A" de la vivienda. Las sombras asumían contornos antropomorfos y se movían en distintas direcciones.

 

Las dos hermanas regresaron a su habitación para vestirse adecuadamente ya que la noche era muy fría. Mientras Yolanda buscaba una linterna y Dora un Colt 38, que tiene para cuando queda sola en la casa, Yolié pasó en puntas de pies por la habitación Nº 3, en la que dormían sus padres (Antonio Moreno Ebalch, 72 años, y Teresa Kairuz de Moreno, 63). Llegó así a la habitación Nº 2, donde dormitaba su hermana Argentina Moreno de Chavez (28 años, casada con un militar) y sus dos hijitos. Lo hizo con el propósito de pedirle que vigilara a su niño. Sus comentarios determinaron que Argentina tratase de disuadirla, frente a la eventualidad de guerrilleros o saboteadores que – advirtiendo su presencia – no vacilarían en abrir fuego. Insistió Yolié en que nada sucedería, dado que tomarían los recaudos del caso.

 

IV. – Objetos no convencionales

 

Argentina, llevada por la curiosidad, salió de su habitación y pasó a la galería contigua. Comenzó a caminar hacia el extremo de la misma en procura de localizar las presuntas luces vistas por sus hermanas y la empleada domestica. Sorpresivamente profirió un grito, exclamando que había varios aparatos extraños cerca de la casa. Perdió entonces el control de sí misma y corrió desesperada hacia el fondo de la casa (Ver línea de puntos en el gráfico 1). En su turbación tropezó con un montículo de ladrillos que estaba en el patio y rodó por tierra. Se levantó prestamente y penetró sobresaltada a la habitación Nº 4. Resultaba sorprendente para las otras hermanas la transfiguración de Argentina, persona de carácter apacible e introvertido. Jamás la habían visto tan alterada. Lloraba y expresaba con voz entrecortada que lo que había observado eran realmente naves.

Los padres de las jóvenes se despertaron inquietos, no así los niños. Yolié, Yolanda y la empleada Dora Martina salieron apresuradamente por la habitación Nº 4, dirigiéndose hacia el sector derecho de la vivienda (Ver trayecto en gráfico 1).

Las tres avanzaron resueltamente hacia la vía férrea. Dora Martina lo hacía delante de las dos hermanas. Un primer detalle que les llamó la atención fue una tenue luz verdosa situada en las proximidades del portón de entrada de la casa. Pensaron que se trataba de una pick-up del señor Huanca – peón de la finca – por lo que Dora Martina se aprestó a abrir la portezuela para facilitar el paso del vehículo. Cuando se disponía a hacerlo, Yolié dirigió un haz de linterna hacia la luz verde. Súbitamente se iluminaron seis ventanillas correspondiente a una extraña masa discoidal que se encontraba suspendida en ese lugar, a sólo 8 metros de distancia (Objeto "F", en el gráfico 1).

 

Figura 1

 

V. – Frente a lo insólito

 

Figura 3Se trataba de un cuerpo de unos 8 ó 10 metros de diámetro, cuya superficie parecía metálica, similar al aluminio. Presentaba varios casquetes unidos por protuberancias como remaches, y un domo en su parte superior, también de aspecto metálico, pero más oscuro y sin casquetes. No había ningún emblema o distintivo en su estructura. Las mirrillas eran ligeramente rectangulares, de unos 70 x 50 cm, e irradiaban una potente luz blanca que impedían ver en su interior. El resto de la superficie no se apreciaba ya que una niebla blancuzca – que salía del extremo inferior del objeto – obstruía la visión de todo lo que pudiese existir más abajo de las de las ventanillas. Desde el domo hasta la base de éstas habría entre 2,5 y 3 metros, y desde esas bases hasta el suelo, apenas 1,50 metros. El artefacto se balanceaba suavemente, pero no giraba sobre sí. Evidentemente no estaba posado sobre tierra (Fig. 3).

Yolanda MorenoUna suerte de serpentina se encendió inmediatamente en el interior del objeto y comenzó a girar, detalle éste que fue advertido a través de las mismas ventanillas. Estas cambiaban de colores, lenta y sucesivamente, lo que les comunicaba un efecto de circunvalación que se daba en sentido contrario a las agujas del reloj. La impresión de este movimiento estuvo representada originariamente por una luz rosada o rojiza que circulaba de una ventanilla en otra. Este proceso se hizo paulatinamente más rápido, hasta adquirir el conjunto de la periferia una tonalidad anaranjada, no sin antes haber pasado por el rojo vivo (Los marcos separativos de estos portillos no cambiaban de posición, de manera que resultaba obvio que no era el objeto el que giraba, sino una suerte de anillo o serpentina luminosa del interior). Un suave ronroneo acompañaba estos movimientos. La niebla comenzó a tornarse espesa, despidiendo un olor penetrante, como azufre.

DibujoLos tres testigos certificaron estos pormenores en menos de 30 segundos. Una súbita llamarada que partió del objeto (no saben de qué sector), las hizo volver a la realidad ya que las tiró con fuerza al suelo, rodando sus cuerpos unos 2 metros. Se incorporaron y, presas de pánico, corrieron hacia la galería e ingresaron prestamente a la casa. La empleada domestica había sufrido en mayor medida los efectos de la llama, ya que se encontraba delante de las dos hermanas, las que sólo experimentaron una fuerte sensación calórica (Al día siguiente, Dora Martina será asistida en el Hospital de Trancas, con quemaduras de primero y segundo grado en el rostro, brazos y piernas).

Paralelamente, se encendieron en la vía férrea otros tres focos luminosos (Objetos "A", "D" y "E"), con lo que totalizaron seis cuerpos extraños. Entre los objetos más alejados ("A" y "E") mediaba una distancia aproximada de 400 metros.

(Es probable que las luces vistas desde el fondo de la casa por Dora Martina, y cuyo origen no pudo determinar, hayan sido consecuencia del encendido simultáneo e intermitente de esos focos. Desde el medio del patio, resulta materialmente imposible la observación del terraplén, pero es factible que el resplandor emitido por los objetos haya iluminado el ambiente del patio).

 

VI. – Haces coherentes de luz

 

A medida que la serpentina interior giraba con mayor velocidad, el objeto "F" fue paulatinamente cubierto por la niebla que salía de su extremidad inferior. Las formas estructurales del artefacto llegaron a perderse, siendo perceptible después como una nube de tonalidad anaranjada.

Desde la ventana de la habitación Nº 2 – que da hacia el este – pudieron ver que desde la parte superior de ese mismo objeto partió un "tubo" de luz de unos 3 metros de diámetro, que siguió con minuciosidad los distintos accidentes de la casa, como efectuando una cuidadosa escrutación.

Los demás objetos, posados o suspendidos a muy baja altura en la línea férrea, tenían una apariencia metálica semejante a la del objeto "F", aunque éste parecía considerablemente mayor (La señora Yolié le llamará "nave madre", no sólo por su volumen, sino porque su comportamiento denotaba ser inspirador de los correspondientes a los otros cinco). El ambiente estaba muy iluminado, de modo que fue relativamente sencillo apreciar estos detalles.

 

VII. – Descripción de los haces

 

Al advertir que desde el objeto "D" comenzaron a avanzar dos rayos compactos, Yolié salió nuevamente por la puerta de la habitación Nº 4 y se dirigió hacia el extremo derecho de la casa (Sector "B" en el gráfico 1). Los hace se orientaron directamente hacia un galpón situado a 50 metros de la vivienda, y en donde se guardaba un tractor (Nº 8 en el mismo gráfico). Tardaron unos minutos en cubrir los 200 metros que median entre la vía y el galpón; se detuvieron a 2 metros de éste. Verlos avanzar con sus 3 metros de diámetro fue un espectáculo sobrecogedor. No tocaban el suelo en toda su extensión: se mantenían apenas a 10 cm del mismo. Eran perfectamente cilíndricos, sin sombras por ninguna parte (Sin embargo, en atención al diámetro de los objetos, estimamos que el punto de origen de los "tubos" debió haber sido inferior al de su extremidad). No despedían vapor ni emitían sonido alguno. Permanecieron frente al galpón unos 30 minutos (Al día siguiente se comprobará que las manchas de aceite que cubrían algunas partes de la estructura del vehículo habían desaparecido, como si hubiese sido sometido a un cuidadoso lavaje).

En acción instintiva, Yolié introdujo su mano derecha – hasta la mitad del antebrazo – en la "pared" de uno de los "tubos" del objeto "D". Hasta ese instante había discurrido en la posibilidad de un chorro de agua concentrado por algún mecanismo desconocido (La notable claridad de los haces le inducía a tal especulación). Pero su antebrazo no se humedeció en lo más mínimo. El contacto con la luz – o lo que fuere – le permitió experimentar una fuerte sensación calórica que no le produjo – empero – ningún efecto cutáneo. Era algo inmaterial que no acusó ninguna alteración como consecuencia de su actitud (Por de pronto, si los haces llegaron hasta el galpón, resulta evidente que tampoco se alteraron cuando atravesaron el cerco de la casa). El temor a lo insólito hizo correr a Yolié nuevamente hacia la vivienda.

El padre de las tres hermanas quiso salir a indagar la causa de estas luces, pero ellas se lo impidieron (Durante varios años había ocupado la intendencia de Trancas. De allí que al comenzar estas manifestaciones luminosas, pensara en enemigos políticos que se aprestaran a prepararle un atentado). La madre de las jóvenes oraba.

Desde las ventanas de las habitaciones 2, 3 y 4 se veía cómo desde los otros objetos partían haces luminosos que avanzaban lentamente hacia las adyacencias de la finca. Eran muy blancos y de perfecta configuración cilíndrica. Sus luces no se dispersaban. Parecían caños de unos 3 metros de diámetro dispuestos paralelamente a razón de dos por cada objeto, salvo el "F", que proyectaba uno solo. Sus extremidades terminaban abruptamente (El "tubo" que unía los objetos "B" y "C" había desaparecido, así como las sombras humanoides. Ahora ambos objetos dirigían rayos compactos en dirección de la casa).

Desde el objeto "E" se vieron emerger dos rayos coherentes que llegaron lentamente hasta un criadero de 400 gallinas, ubicado más al sur del galpón (Ver Nº 9 en gráfico 1). Se detuvieron a corta distancia del gallinero y así permanecieron por espacio de largos minutos.

 

VIII. – Variación térmica

 

En el interior de la casa la temperatura fue creciendo hasta oscilar en los 40º C (Antes de la manifestación de estos fenómenos, el índice mercurial sólo alcanzaba los 16 grados). Los tres niños transpiraban mojando sus ropas, sin despertarse.

Dentro de la finca el ambiente estaba iluminado como de día. La señora Yolié no acierta a explicarse por dónde se filtraba la luz. Ninguno de los testigos advirtió si los rayos atravesaban las paredes, pero Yolié nos manifestó que ello bien podría ser la causa de la luminosidad interior, aunque no se animaba a afirmarlo rotundamente. La superación del cerco de la casa y del antebrazo de Yolié, por parte de los "tubos", consolidarían la posibilidad apuntada.

[La hipótesis del campo magnético canalizado, del francés Jean Goupil, explica teóricamente estos "tubos" como descargas toroidales del campo.

Las paredes de madera o piedra no constituyen un obstáculo para un campo magnético. A su criterio el haz luminoso de la descarga toroidal puede reconstituirse del otro lado de la pared, dando la apariencia asombrosa de una luz que atraviesa un cuerpo sólido.

De igual modo, y teniendo en cuenta el desprendimiento de una cantidad no despreciable de energía, la temperatura debe elevarse necesariamente en el interior dela casa (3)].

En determinado momento del desenvolvimiento de estos fenómenos, la señora madre de las tres hermanas, vio una sombra que se recortó fugazmente a través de la ventana de la habitación Nº 3. Pero no sabe precisar si la visión fue producto del mismo estado emocional o si realmente existió.

Figura 4Poco después el objeto "F" proyectó el haz de luz compacto hacia el sur, en dirección de la Villa de Trancas. Se extendió con lentitud, y al cabo de 10 ó 15 minutos parece que alcanzó las inmediaciones del poblado. Luego el haz se elevó hasta completar un giro de 180º (Fig. 4), quedando en orientación norte. Después se retrajo despaciosamente hasta desaparecer en el objeto "F", el que comenzó a desplazarse hacia la vía férrea. Allí se le unieron los demás objetos, dirigiéndose todos a baja altura hacia el este en dirección de la Sierra de Medina. Habían transcurrido 40 ó 45 minutos de la primera observación. El horizonte se tiñó de luces anaranjadas por espacio de más de media hora.

 

IX. – Comprobaciones

 

Resultan de particular interés los siguientes detalles posteriores al incidente, toda vez que avalan en forma fehaciente la manifestación de un fenómeno verdaderamente insólito.

A)

B)

El jefe del laboratorio químico del Instituto de Ingeniería Química de la Universidad de Tucumán, Walter Gonzalo Tell, procedió a realizar el análisis correspondiente, el que arrojó presencia de carbonato de calcio, en un porcentaje de 96,48%, y carbonato de potasio, en un índice de 3,51%.

C)

Iguales efectos se advirtieron en las gallinas.

D)

Con los años, pese a la utilización de fertilizantes, se pudo estimular el crecimiento en el área, pero no con la fuerza que tenía antes.

Francisco TropianoE)

F)

Lo primero que Acosta les preguntó fue sobre la razón por la cual se había incendiado el campo, ya que lo vio iluminado hacia el este. Agregó que por esa hora se "entretuvo" observando numerosos objetos que evolucionaron largo tiempo hacia el oeste (Evidentemente se trataba de elementos no visualizados desde la finca "Santa Teresa". Si se estudia el gráfico Nº 1 se constará la existencia de un arboleda que cierra la visual por los fondos de la casa. Sus moradores se encontraban imposibilitados de advertir los objetos denunciados por Acosta, hacia el oeste. Igual consideración – aunque en contrario – cabría para este en relación a los fenómenos de la vía férrea, vistos hacia el este. Acosta sólo pudo percibir un resplandor persistente, atribuyéndolo a un incendio).

Figura 5G)

Esa misma noche, al descomponerse su automóvil – en momentos en que se conducía hacia la Villa – decidió completar a pie el trayecto restante. Eran alrededor de las 23 horas, cuando vio venir en dirección oeste – este y con ligera orientación norte, una flotilla de 40 ó 50 cuerpos luminosos que pasaron a baja altura sobre el lugar. Dejaron el ambiente impregnado a azufre, al extremo que la doctora estuvo a punto de perder el conocimiento.

(Como estos elementos procedían del oeste – y en atención a su elevado número – pensamos que probablemente se trató de los mismos cuerpos vistos por el capataz Acosta, en viaja hacia la Sierra de Medina. Hacia ésta habían convergido minutos antes los objetos observados por los ocupantes de la finca "Santa Teresa").

La figura 5 aclara convenientemente la observación de la doctora Vera.

H)

Esta afirmación resulta de particular importancia, no en orden a la hipótesis terrestre en sí, sino en cuanto tal expresión muestra a la entrevistada como una persona no proclive a lucubraciones fantásticas. Si algo la serenó durante los acontecimientos fue su creencia de que siendo "personas como nosotros, no podía tratarse de inteligencias extraterrestres".


FUENTE:EL DRAGON INVISIBLE 

A criterio de la señora Yolié, los objetos visualizados serían producto de una tecnología terrestre, basando sus presunciones en los remaches advertidos en la estructura del objeto "F", así como en las sombras humanoides vistas a la distancia. Otro testimonio de valía corresponde a la doctora René Vera, médica del Hospital de Trancas, situado en las afuera del pueblo. Siempre con igual propósito de recoger detalles ampliatorios del fenómeno, los protagonistas interrogaron al día siguiente al capataz de la finca, señor José Acosta, quien tiene su morada al oeste, a unos 100 metros de la de aquellos, más allá de un canal de riego. La señora Yolié se aproximó a las 22:30 a la casa del vecino Francisco Tropiano situada a unos 100 metros al norte de la de ellos (Ver Nº 10 en el gráfico 1). Le indagó sobre si había advertido algo raro durante los últimos minutos (El objeto "A" había estado dirigiendo rayos compactos hacia la finca del señor Tropiano). Este declaró no haber sentido ni visto nada, ya que estuvo profundamente dormido. Sólo alcanzó a comprobar la iluminación anaranjada que persistía en el cuadrante este. La plantación de arvejas del sector en donde aparecieron las bolillas se secó días después. Los perros de la casa, conocidos por su bravura, no ladraron en ningún momento. Tampoco lo hicieron después de la desaparición de los objetos. Parecían atontados, como adormecidos. Debajo del sitio en que se balanceó aquel objeto, y dentro de un círculo de 8 a 10 metros de diámetro, comprobaron la existencia de innumerables bolitas blancas de 1 cm. de diámetro. Al día siguiente encontraron iguales esferitas en la vía férrea, pero no en la cantidad desmesurada existente en el jardín. Al ser suavemente presionadas se deshacían. Una vez desaparecido los artefactos, la familia Moreno en pleno salió al jardín, en donde se mantenía en suspensión la niebla producida por el objeto "F". Era muy densa. Un fuerte olor a azufre flotaba en el lugar. La niebla recién se esfumará 4 horas después.

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